“EL
CARRETERO FILÓSOFO, HISTORIADOR Y CRÍTICO”.-
“Terminados
mis trabajos científicos entre los mayas
mazehuales de Icauché, ranchería
situada no muy lejos de la línea divisoria
de la Colonia Inglesa de Honduras y que en tiempos
pasados era el centro más populoso de
una soberana República India, bajo el
mando del caudillo indio TAMAY, resolví
regresar al litoral de Campeche, por los CHENES.-
Acompañado de indios mayas, continué
mi viaje hasta Chichanhá y la Caoba (1);
punto desde donde seguí, en compañía
de chicleros de la Colonia Inglesa, hasta X-Kanhá,
atravesando el inmenso despoblado que abraza
toda la selva virgen que se extiende entre aquel
último lugar y “Los Placeres”
(2) Icaichá.- De X-kanhá pasé
a Dzitbalchén (3), en cuyas cercanías
se encuentran las hermosas –pero totalmente
abandonadas– Ruinas de HO_CH’O,
(4 y 5); testimonios mudos y sin embargo tan
elocuentes, del alto grado de cultura que aquellos
indios habían alcanzado y cuya historia,
seguramente, constituye una de las páginas
más bellas de la Historia de la Civilización
de esta tierra”.-
“Antes
de partir de X-kanhá, las Autoridades
Indias me obsequiaron con un delicioso “PIP”
(sic), asado o preparado al “estilo de
los antiguos”, en un hoyo (estufa) sobre
piedras calentadas y cubiertas con ramas y hojas
(6).- A media noche llegué a Dzitbalchén,
uno de los más importantes centros chicleros
del Partido de Bolonchenticul.- Casi al centro
de la inmensa Plaza Principal de ese simpático
pueblo, del cual guardo gratísimos recuerdos,
está el legendario pozo (7) (Dzib: pintar,
escribir y Chen: pozo, en maya), en torno de
cuyo origen gira una serie de leyendas; varias
de éstas, indiscutiblemente, de proveniencia
india; pero hoy adulteradas por la siempre fecunda
imaginación popular y mezclada con elementos
exóticos, la que, naturalmente, dificulta
la labor del investigador”.-
“Como
estábamos en el mes de abril, tiempo
en que florece un palo llamado, en lengua maya,
“Haabín” (leguminosa), a
cuya flor se atribuyen, con o sin razón,
no sabría decirlo, los inmensos enjambres
de grandes tábanos, que de día
infestan los caminos, constituyendo así
hasta un serio peligro para las bestias, tuve
que continuar mi viaje de noche.- Me aproveché
entonces de uno de aquellos grandes carros,
que sin carga, regresan al Camino Real, la vía
férrea Campeche-Mérida, desde
donde suelen traer provisiones, mercadería,
etc., para los Contratistas Chicleros de Dzitbalchén
y de otros lugares de aquella importante zona
industrial.- Me tocó hacer aquel memorable
trayecto nocturno sobre el carro de Don Miguel
Pinto (8).-
“Ahora
“SPIESSBRURGUER” aquende y allende
el anchuroso Océano.- ¡QUITAOS
EL SOMBRERO!... Voy a hablar de DON MIGUEL PINTO
(9), la Perla de todos los carreteros mexicanos;
la Gloria de Pomuch, Campeche”.- “A
las 8 de la noche, salimos de Dzitbalchén.-
Cinco mulas, no de las más mensas, delante
del carro, a medio galope por un camino, si
es que tal nombre merece esa senda tortuosa
sobre pedregales; cuesta arriba y cuesta abajo,
por entre medio de sabanas y casi inextrincables
chaparrales y envueltos en una profunda obscuridad.-
Derrepente, mi áuriga interrumpe el silencio
abrumador, citando: “En medio del camino
de la vida errante, me encontré con una
senda obscura, ¡Ay!, decir lo que era
esa selva salvaje, áspera y fuerte; que
en la mente remueva la pavura.- “No me
gusta esa versión hecha por Don Bartolomé
Mitre, el General Argentino”, observó.-
Y enseguida agregó: A Dante, lo mismo
que Shakespeare, o a Goethe, hay que leerlo
en lengua vernácula”; me habló
de la “Gerusaleme Liberata”; de
Torcuato Tasso; de Homero y de Virgilio, recitándome
finalmente, un trozo, hasta en latín,
de la “Conjuratio Catalinae” de
Cicerón.- Después de Schiller,
Goethe, Cervantes y Milton, pasamos a la historia
de los Grandes Reformadores y a las obras de
los Grandes Pensadores; aquellos hombres que
han tenido más influencia sobre su época;
esa clase privilegiada de seres mortales que
supieron imprimir el sello de su genio y de
su personalidad a la sociedad en que vivían.-
“Confucio de Oriente y Kant, el Confucio
de Occidente”, exclamó mi carretero.-
Me recapituló además, naturalmente
que a su manera, casi toda la Historia Universal,
desde los comienzos del Imperio Celeste, hasta
Juan Sin Tierra”, aquel sabio Rey que
a los ingleses diera la célebre “CHARTA
MAGNA”, el fundamento capital del Imperio
Británico, según aquel que en
vida fue Lord Salísbury.- A los judíos
los considera como un elemento “extraño”;
lo mismo que a los gitanos y hasta peligrosos
y “disolventes”, por doquiera qUe
estén.- Tampoco acepta, incondicionalmente,
la tradición bíblica: Eso de “pueblo
selecto, escogido” y del “Éxodo
bajo la protectora Columna de Fuego”,
etc., del país de los faraones son, para
él.
Según
el crítico de Pomuch, que parece conocer
profundamente la psicología de los judíos,
la salida de ellos del Egipto, significaba más
bien un alivio; un cierto desahogo material
y moral para los súbditos de los faraones.”
“¡Con
qué entusiasmo sincero me habló
de la alta costura de los AZTECAS y de los MAYAS!.-
Pero no quiso hacer concesiones de ninguna especie,
por lo que respecta a los sacrificios humanos,
que apostrofó de “bárbaros”.-
“Y,
glosando a un autor inglés, dijo: “Eran
unos bárbaros que se habían apoderado
de unos cuantos elementos culturales”.-
“Don
Miguel cree también en el baile que hasta
el presente los indios mayas de Campeche y de
Yucatán, en sus periódicas fiestas,
suelen ejecutar alrededor de unas cabezas de
puercos, son nada más que supervivencias
del pasado gentílico, cuando los antiguos
indios, apasionadísimos cazadores de
cabezas humanas, solían bailar las cabezas
de los enemigos muertos y de los prisioneros
sacrificados a los dioses.- Esa costumbre que,
a no dudar, estaba profundamente arraigada en
los tiempos precortesianos, tanto entre los
mayas, como entre los indios mexicanos, más
tarde fue modificada por los misioneros católicos,
substituyendo la cabeza humana, por la de un
animal, como puerco y otros”.-
“Don
Miguel es muy aficionado también, a la
música clásica.- Conoce muy bien
las biografías y las obras de los Grandes
Maestros como Mossart, Beentoven, Meyerbeer,
Verdí y Wagner.- El Tanhauser de este
último es, para Don Miguel, lo que para
los críticos de Mossart era Don Giovanni.-
Serán muy pocos los literatos mexicanos
que conozcan mejor y definan con más
acierto, que mi “Carretero”, los
motivos de la famosa “Trilogía”.-
¡Qué estupendo es ese presagio
de Erda!, exclamó el humilde semi-indio
de Pomuch.-“.
Rafael
y Michelángelo son, para él, genios
que pudieron haberse desarrollado sólo
bajo la benévola influencia de la Iglesia
de Roma.-
Y,
¡con qué desdén habló
del expresionismo y de otras “aberraciones
mentales”, antiestéticas”!
¡Bolshevismo en el Arte!, dijo sumariamente.-
“Tocamos,
también, cuestiones de la moderna política
social; pero no recuerdo el epíteto que
empleó el pomuchano, para apostrofarla;
pues en ese momento llegamos a la entrada de
Hopelchén, donde me despedí de
ese singular hombre, cuyos conocimientos generales,
de cierto, harían honor a cuantos preparatorianos
a medio día, trajinan por la Avenida
Francisco I. Madero”.- Signa el Reportaje:
RUDOLF SCHULLER.-
A
lo anterior se debe a que al Sr. Miguel Pinto
Sosa se le conociera, desde entonces, en la
región de los Chenes; en el Camino Real
y en la propia Capital del Estado de Campeche,
como “EL CARRETERO FILÓSOFO”.-
La
gente de su época recuerda que, inspirado
en los lineamientos de un constructivo socialismo,
juntamente con el joven Maestro Rural, que fuera
Fernando Enrique Angli Lara y de un honrado
y natural Líder Agrario, que fuera Albino
Collí y con el apoyo y dirección
de otro auténtico Líder Peninsular
y Nacional, que fuera Felipe Carrillo Puerto,
fundaron en el pueblo de Nunkiní, Calk.,
Cam., en los años 1916-17, la Primera
Liga Socialista de Resistencia en el Estado
de Campeche, que fue, posteriormente Base y
Pilar del Partido Socialista Agrario del Sureste,
que transformó la vida política
del Estado de Campeche; rompiendo viejos moldes
sociales y económicos de entonces.-
Posteriormente,
en el período revolucionario del Presidente
Don Lázaro Cárdenas y bajo la
acción creadora del Gral. Francisco J.
Mújica, Don Miguel Pinto Sosa, cedió
sus legítimos derechos de propiedad,
que heredara de sus padres y, juntamente con
su vieja gente, oriundos de Nunkiní;
de Cumpich y de los Chenes, se fundó
el Pueblo Ejidal de ICH-EK, cuya tierra se abrió
generosamente –como dijera el Presidente
del Comisariado Ejeidal– “cavada
con las callosas manos de sus amigos agraristas”,
para recibir el cuerpo de Don Miguel Pinto Sosa,
el “Viejo Agrarista”, como cariñosamente
le llamaban.- Esto sucedió el 21 de Enero
de 1980, ya que falleció el domingo 20,
a la edad de 95 años.
En
los momentos de la velación, humildes
y pesarosas mujeres campesinas, fueron depositando
sobre su ataúd, sencillos ramos de flores
silvestres; Comisiones de Alumnos de la Escuela
Rural, encabezados por sus maestros, desfilaron
ante su humilde ataúd, para despedir
a su viejo amigo, que compartía con ellos,
en forma de dulces y frutas, la modesta Pensión
que le dejara, por Decreto, el Gobierno de entonces,
el Coronel José Ortiz Ávila, por
ser Fundador del Partido Socialista.-
Humildes
campesinos apesadumbrados, durante el cortejo,
iban tarareando la música del Himno Agrarista
y la letra de “Sol Redondo y Colorado”
y de “Bandera Roja”, himnos que
entonaban en la Escuela Rural de la época
de la Escuela Socialista, honrosamente recordada
por viejos campesinos y obreros de aquellos
tiempos.-
Si
es cierto que el pedazo de tierra de ICH-EK
recogió, amorosamente, el cuerpo del
viejo agrarista, también es seguro que
su amplio criterio socialista, seguirá
flotando en la atmósfera de nuestra nebulosa
época y que ojalá iluminen la
mente y acción de los conductores de
los destinos de la humanidad.-
1980.-
Este reportaje lo publicaron los Diarios:
“Novedades de Campeche” (19 y 20
de febrero de 1980) y “Tribuna”,
Sección Yucatán (7, 8 y 9 de abril
de 1980).
Nota:
Los 9 números que aparecen entre ( )
en el relato de Schuller, corresponden a las
fotos que ilustran el Escrito de Revista de
Revistas del 19 de Agosto de 1923.-