En
1977, durante la administración pública de
Fidel Canto Carrillo, se organizaron los Primeros Juegos Florales
Nacionales de Calkiní, en los que se convocó a
los cultivadores de la palabra escrita, a enviar sus trabajos,
enalteciendo a nuestra ciudad o al municipio, en verso y en
prosa. En abril de ese año, la Sociedad "Aurora"
cumplía 50 años de existencia.
En un principio se trazó el plan de una Feria grande,
que impulsara el desarrollo de varios aspectos de nuestro municipio.
Sin embargo, los festejos sólo duraron tres días,
con festivales y la justa literaria, mencionada anteriormente.
En
ella, Fred Berzunza Chacón, con el poema
"Calkiní", mereció la Flor Natural (de
oro), un aliciente económico y el derecho de coronar
a la soberana de los Juegos Florales. Eduardo Baeza García,
con una Monografía cimentada en el lema "In tucul
u tial in luum", triunfó en el género prosístico;
fue reconocido con un Diploma y dinero en efectivo.
Ambos,
recibieron sus premios en la Velada de Coronación, el
10 de abril, en el teatro de la Sociedad "Aurora".
El Jurado Calificador estuvo integrado por Perfecto
Baranda Berrón, Xavier Hurtado Oliver y Guillermo González
Galera. El Mantenedor fue Adalberto Muñoz Ávila.
En
marzo de 1978, los textos fueron publicados en "Prisma
del Camino Real", un Cuaderno informativo del Departamento
de Difusión Cultural, de la Universidad del Sudeste (de
Campeche). Berzunza Chacón, en 4 largas estrofas evoca
el nombre apreciado, "¡Tierra mía de Ah-Canul!",
que guarda en sus versos octosílabos la transparencia
del amor por la cuna de sus pasos, por el hogar de inolvidable
sosiego, en fin, "porque tu nombre es el aire\ que se respira
en la tarde\ tranquila, quieta y callada\ y adormecida por gotas\
de la lluvia veraniega".
Una
década después, en 1987, el Ayuntamiento presidido
por don Rubén Uribe Avilés, creó el Certamen
Regional de Poesía y Cuento "Ciudad de Calkiní",
que estuvo vigente hasta 1991. A la par de ese evento, se desarrolló
un programa de actos culturales, solemnes y recreativos.
En el "arranque" de la contienda literaria, triunfaron
Santiago Canto Sosa (Poesía, "Los ojos de Ah-Canul)
y Miguel Suárez Caamal (Cuento, "La noche de los
osos"). Sus libros fueron presentados el 16 de septiembre
del año siguiente, dos días después del
embate del huracán "Gilberto" sobre nuestro
territorio.
En
noviembre de 1988, subieron a la palestra, las figuras de Fred
Berzunza Chacón (Poesía, "Imágenes
de mi tierra"), y Miguel Suárez Caamal, por segunda
vez (Cuento, "Cuadrivio de ficciones").
En
1989, Ramón Suárez Caamal hilvanó una serie
de conjeturas, tituladas "Posibles imposibles", que
validaron su inobjetable conquista de la cúspide alegórica,
al afrontar el reto con el apelativo de "Ulises".
La otra categoría fue declarada desierta.
En
1990, la quinceañera Tania Sol Portillo Martínez,
estudiante del Colegio de Bachilleres de Bacalar, Quintana Roo,
se adjudicó el lugar de honor en Poesía, con "Ante
el amor", volumen de versos firmado con el sobrenombre
de "Dido". A pesar de su corta edad, expresa: "Una
mujer\ es una estatua\ poseída por el tiempo.\ Una mujer\
lleva el mar\ tan azul\ como los ojos de un secreto\ a su piel\
que acarician estas olas." A Daniel Cantarell Alejandro,
de Ciudad del Carmen, le correspondió el de Cuento, con
"Recuento de fantasías", amparado con el seudónimo
de "Alejandro Huitzil".
Cabe
señalar que en esa ocasión se otorgaron dos menciones
honoríficas; una, a Luis Alfredo Canul Tún, en
lírica, por "Halim y Ceiba"; y la otra, a Ramón
Tun Cab, en narrativa, por la calidad de sus "Imágenes
de Chunchakah".
Y
en la víspera de la desaparición del Certamen,
en 1991, la gloria iluminó a la niña de 13 años,
Citlalli Chargoy Loustaunou, nacida en Texcoco, pero residente
en Bacalar. Ella justifica el trayecto de su incipiente carrera,
al afirmar, ante una piedra, que "Ahora que la tengo en
mis manos,\ la he roto en sol y la luna\ y me abro el pecho\
para que este corazón se desvanezca\ y mis sentimientos\
corten\ y hagan que este cuerpo\ camine al infinito."
En la otra modalidad, Miguel Suárez Caamal logró
de nuevo vencer a sus rivales y "Rosario y la lluvia",
alcanzó la dimensión deseada por el autor de "El
tío Justo" y las novelas "La rebelión
de los cruzoob" y "Jacinto Tun".
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