El Corazón de Ah' Canul - 75
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Se quedó dormido
Teresita Durán
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Cuando muere un Padre,
se vacía la alforja de recuerdos, 
afloran lágrimas,
a veces de tristeza,
otras veces por la ausencia
y el dolor de su partida.

En la quietud de una habitación,
donde las oraciones
hicieron a diario
un concierto angelical,
se detuvo la música,
enmudeció el pulso,
lentamente
los ojos se durmieron.

En la calma de las horas,
la paz atrapó su respirar,
el viento soltó la última nota,
la quietud lo cobijó,
el silencio se desprendió
la torcaza calló.

Se apagó la voz arrulladora
de los cuentos,
la palabra amorosa,
se fugaron
mil consejos con la noche,
el Caballero de mi infancia,
se quedó dormido
como los girasoles al besar la tarde.  

Desde el cristal del féretro,
refleja serenidad,
manos sedosas envueltas
en la blancura de la despedida.
El cuerpo impasible descansa,
mientras su espíritu
pasea entre flores
hacia el viaje celestial…

En la finitud,
resplandecerá,   
vivirá en horas sempiternas,
en el tiempo del tiempo,
en lo infinito de la memoria,
en días de resignación
y alegría.