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Juan
de la Cruz Briceño Blanqueto (1910-1994), conocido
como “Juan Broch”, cada vez que estaba ebrio,
hablaba solo -en voz alta- en sitios de la ciudad.
Durante
mucho tiempo se dedicó al comercio ambulante:
vendía tirahules que confeccionaba con horquetas
de udzulpek, cortadas en fincas como Santa Bárbara
y Chuypul; los llevaba a Campeche y Mérida, además
de ofrecerlos en tiendas de la ciudad de Calkiní.
Al
terminar de tomarse los tragos con “Ibarra”,
“Chu’jún” o “Uixo”,
se paraba o sentaba a discursar en escalinatas del Palacio
Municipal, en el parque “Hidalgo” o cerca
de la cantina “Monte Carlo”.
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“Juan
Broch”, cerca del bar “Monte Carlo”;
1985, aproximadamente.
Foto proporcionada por Tranquilino Briceño Ek.
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Como
estaba enterado de sucesos políticos de la localidad,
con su oratoria demandaba soluciones a problemas sociales,
o mencionaba las vicisitudes de funcionarios que al toparse
con él se alejaban velozmente.
En
cierta ocasión, manifestaba su inconformidad sobre
la labor de presidentes municipales “que se habían
robado el dinero del pueblo”, cuando uno de los ex
ediles pasó por el lugar. “Juan Broch”,
al reconocerlo, trató de alabar la honradez de aquél,
arengando con mayor ímpetu: ¡Fulano de tal...
fue el que robó menos!
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