EL TEMPLO:
La construcción del templo se realizó
durante el primer tercio del siglo XVIII, habiendo sido
antecedido por la llamada “capilla de indios”
de la cual también nos ha dejado testimonio Antonio
de Ciudad Real:
“No tiene aquél convento iglesia, pero
en su lugar hay pegada al lienzo dél una capilla
y una ramada muy grande y vistosa… sin que intervenga
en ella clavo ni soga, cosa por cierto grande de admiración…
y así echada bien la cuenta hay desde el testero
hasta el final de la ramada 230 pies, y con ser tan
larga y ancha, como dicho es, cuando llega un día
de Pascua se hincha toda…”.
Del templo, exteriormente destacan sus altos y gruesos
muros, apuntalados con robustos contrafuertes que dan
el aspecto de iglesia fortaleza. Su fachada ha sido
calificada como clasicista de construcción tardía
y también de carácter académico,
casi herreriano.
La única torre data de la segunda mitad del
siglo XVIII.
Interiormente se aprecian: su amplia nave con techo
de bóveda de cañón, su elevado
presbiterio de “media naranja” y el hermoso
retablo de madera de estilo barroco, también
del siglo XVIII.
En posición perpendicular, al fondo del templo,
hacia el poniente, se encuentra la Capilla del Santísimo,
cuya construcción se presume fue en el siglo
XVII. Su austeridad y sencillez es propia de la arquitectura
franciscana de la época.
Este conjunto arquitectónico –convento
y templo– es considerado uno de los más
bellos del sureste mexicano, y fue declarado Monumento
Nacional el 4 de abril de 1952.