Calkiní, 5 de octubre de 2018
 
Las Tulitas

 

Ha pasado mucho tiempo, resonando en mis oídos, aunque débilmente, el nombre de dos mujeres reconocidas como “Las Tulitas”. No tuve la gracia de conocerlas a fondo porque en la niñez la memoria no guarda con solidez hechos comunes como perpetuar nombres, acontecimientos y menos oficios como la dulcería, pero que más tarde esos acontecimientos aparentemente insustanciales podrían convertirse en recuerdos perdurables y simbólicos para la comunidad.

Las Tulitas la conformaban dos mujeres que destacaron en la ciudad de Calkiní por la exquisitez del horneado de su confitería que eran demandadas por las tiendas y la gente de buen gusto. Aquellas almendras incomparables, los dulces de miel, los alfeñiques de múltiples figuras de animales y flores, fabricados en finados y en los gremios de octubre, insuperables, en fin, no había negocio parecido que se le podría igualar.

A la mayor se le conocía con el nombre de Gertrudis (a) Tulita; la otra, Carolina (a) Carol que conformaba el cuño familiar, Berzunza Ojeda. Cuenta la gente que eran muy blancas que relumbraban por la noche, muy pudorosas y reservadas, pero buenas de corazón. Murieron ya muy grandes; la primera fue Gertrudis; luego Carolina, por causas de la edad y quedó esta última completamente desamparada familiarmente, aunque no escasearon personas piadosas del vecindario que se encargarlo de protegerlas hasta el final. Don Juventino Carril Aké en los quehaceres pesados, doña Amada Ceh y su hija Isabel en la protección espiritual ultraterrena y el aseo personal. Cuenta el vulgo que eran calkinienses, pero de raíces campechanas.

Está claro que cuando un oficio se ejerce con amor, aún fueran intranscendentales, el tiempo les guarda para la posteridad a los ejecutantes un espacio distinguido. Almendras, alfeñiques y dulces de caramelos… surgieron de las manos experimentadas de las Tulitas que habitaron en la casa situada entre la calle 20 y la 18 s/n, colonia Centro., hoy el comercio mobiliario de la Casa Carcaño.

Bravo por la sociedad calkiniense que supo engolosinarse con la calidad de la melcocha en el horno artesanal de las hermanas Tulitas.

 
Foto ilustrativa: Venta de dulces en el mercado de Calkiní
 
 

Texto enviado por Andrés González Kantún 04/10/2018 / Foto: Santiago Canto Sosa 30/10/2013