Si
bien es cierto, los alquimistas no lograron encontrar la codiciada
"Piedra Filosofal". Al correr de los años,
cuando posiblemente ya nadie creía verificable el hecho
de que pudiera encontrarse alguna forma de transmutar el plomo
en oro, surgió en 1815 la hipótesis del químico
inglés W. Prout, quien pensó que todos los elementos
(y en consecuencia todos los cuerpos) eran una reunión
de átomos de hidrógeno, siendo así el hidrógeno
la materia primera, la materia fundamental. Mas esta maravillosa
idea que causó extraordinaria sensación, fué
rechazada por los químicos y físicos de la época
por falta de pruebas.
La
hipótesis de Prout nunca se olvidó, y posteriormente
el químico inglés J. J. Thomson (contemporáneo
nuestro) dijo que todos los átomos se componen solamente
de un número enorme de cuerpecillos pequeñísimos,
llamados corpúsculos o electrones,
que son cargas eléctricas negativas. Más tarde
se vió la necesidad de admitir otro componente fundamental
de carácter positivo, el protón,
y así, tras notables y contínuas modificaciones
a estas hipótesis, se admite, hoy por hoy (aunque con
no pocas dificultades), que el átomo está constituído
por un núcleo central y su envoltura. El núcleo
se compone de sólo protones o de protones y electrones
en los elementos más pesados, y la envoltura, de sólo
electrones que gravitan velozmente al rededor del núcleo
central, como en un sistema planetario diminuto. Los electrones
de la envoltura son los que directamente comunican a los átomos
sus propiedades químicas peculiares; del núcleo
dependen las propiedades radioactivas de los elementos; y las
propiedades físicas y la masa dependen del núcleo
y de la envoltura.
Se
ha comprobado que los cuerpos radioactivos emiten durante su
desintegración rayos "alfa", rayos "beta"
y rayos "gamma". Los rayos "alfa" se consideran
constituídos de partículas positivas de peso atómico
4 que se suponen ser núcleos del gas helio; los rayos
"beta" son partículas eléctricas negativas
(electrones) como los rayos catódicos de los tubos de
Crookes y de los tubos de rayos X; los rayos "gamma"
son ondas electromagnéticas, exactamente lo mismo que
los rayos X, pero de longitud de onda mucho menor.
La
diversidad esencial que defendió siempre la Química
en los elementos, desaparece de la escena, desde el punto que
todos los átomos quedan integrados, en último
término, por electrones (periféricos y nucleares
idénticos; por protones también idénticos.
La diferencia esencial está, pues, en el número,
y éste no cambia la especie.
De
manera que hoy la hipótesis de Prout ha renacido, aunque
en forma más atrevida y brillante, apoyada primero en
fenómenos antes inexplicables y robustecida después
con nuevas experiencias, muy heterogéneas por cierto,
que fundan cálculos matemáticos conducentes a
valores muy concordantes, resultando así, que el átomo
de hidrógeno, bajo la forma de protón, con una
unidad de carga positiva, tiene hoy de nuevo el carácter
de materia primera de todos los átomos. Aunque algo de
esto está aún muy discutido, se dice que si las
masas o pesos atómicos no son múltiplos exactos
de hidrógeno, es porque, según los relativistas,
al formarse los átomos por condensación de hidrógenos,
hay disminución de la masa, con producción simultánea
de gran energía radiante (calor); este calor es tan extraordinario,
que frisa en lo incalculable y da una solución obvia
del calor solar.
En
la moderna teoría es un hecho ya probado la transmutación
de los elementos radioactivos: el radio (peso atómico
226 y número atómico 88) al expulsar un rayo alfa
(helio p.a. 4) en su explosión, se transforma en nito
o radón (p.a. 222) : este al perder otro alfa (4) se
convierte en radio A (p.a 218) : este pierde otro alfa (4) y
da radio B (p.a. 214) : éste lanza otro alfa (4) y pasa
a radio D (p.a. 210), que perdiendo otro alfa (4) pasa en definitiva
a radio G (p.a. 206) que se tiene por plomo.
Pero
no siempre la explosión lanza partículas alfa:
a veces sólo expulsa beta (electrones), en cuyo caso
se ve que el peso o masa no cambiará, pero sí
las propiedades. Y así, dada la semejanza en la constitución
del átomo, se ve claramente posible el paso de uno a
otro, y esto ha dado origen a pensar que se puede obtener teóricamente
un ORO quitando al mercurio un alfa más un beta, al plomo
dos alfa más un beta, al bismuto dos alfa y al talio
un alfa. Pero en la práctica por medio de complicadísimos
experimentos, algunos han hecho real la teoría, y otros
muchos han fracasado.
De
manera que aún no se ha dicho la última palabra
acerca de si es o no posible realizar lo que los alquimistas
ambicionaban, y aunque en forma muy distinta a como ellos imaginaron
parece probable la transmutación de todo átomo
en otro; con lo cual se hará la de plomo en oro. |