Ante
los ojos de la humanidad, ofrece innumerables paisajes que alimentan
las capacidades sensoriales de los hombres; es también,
el entorno –por excelencia- cuya generosidad hace posible
la vida de plantas, animales y personas.
Nuestro
planeta es el espacio que permite la vida, crecimiento y desarrollo
de la biodiversidad. La celebración del “día
de la tierra” –cada 22 de abril- es pretexto para
unir el pensamiento y las acciones de todas las culturas del
mundo, tomar conciencia y participar activamente en la conservación
del ambiente y la salud del planeta; preservar su belleza y
la calidad de la vida de sus huéspedes. El “día
de la tierra” surge como necesidad de conservar los recursos
naturales.
En
la actualidad, la abundancia de sus elementos están severamente
lastimados: reducción de la capa de ozono, lluvia ácida
causada por dióxido de azufre, basura, contaminación
de suelos, aguas, atmósfera; explotación demográfica,
deforestación y la extinción de especies, son
algunas de las causas del deterioro agresivo del planeta. Si
bien, la situación es alarmante, también es tiempo
de que cada ser humano actúe responsablemente para salvar
nuestra casa. Al proteger nuestro hábitat, cuidamos el
lugar donde vivimos, la región y en forma global el planeta.
Cada rincón de la superficie es una porción vital,
por eso, todos estamos obligados a participar, para detener
la agresión que a diario generamos; a pequeña
escala, cada persona es capaz de hacer algo a favor de la conservación
de la vida; cada familia puede empezar por cuidar su entorno
inmediato y ofrecer a sus integrantes hábitos buenos
y educación ambiental.
Por
otra parte, los gobernantes tienen recursos administrativos
y la capacidad intelectual para implementar programas integrales
en beneficio de la educación ambiental; en realidad,
todos –sin importar condición- somos responsables
del estado físico de la tierra, todos necesitamos un
espacio, comida y energía para vivir, por tal razón,
estamos obligados a cuidar lo nuestro.
Si
bien, las secuelas de los eventos meteorológicos, sequías
prolongadas, deshielo de glaciares, temperaturas altas y el
crecimiento peligroso de la capa de ozono, son amenazas latentes
que están alterando los procesos y la evolución
natural de fenómenos y la vida de las especies; no podemos
tapar el sol con un dedo, el daño ambiental está
causando estragos en los continentes y centros poblacionales.
Los problemas en la producción de alimentos y el crecimiento
poblacional son constantes que se agravan y en consecuencia,
la realidad se torna caótica. Es tiempo de actuar positivamente
para salvar el planeta.
Amable
lector, con voluntad y determinación, podemos realizar
acciones sencillas pero valiosas. Como por ejemplo:
•
Plantar un árbol: alegra tu hogar, el entorno y la vida.
• Organizarse en familia, con los amigos, vecinos o compañeros
y dedica unas horas al lugar donde vives o trabajas.
• Dejar vivir a las plantas y animales.
• Caminar.
• Reciclar la basura, dona la ropa que no uses.
• Ir de paseo a un parque o reserva natural; disfrutar
la naturaleza.
¿Qué
mejor manera de celebrar el día de la tierra, admirando
la belleza más original y vital? La tierra es un planeta
colosal: su cielo protege, las aguas llevan vida, el suelo con
sus nutrientes, alimenta; el aire obsequia esbozos de tranquilidad,
la naturaleza en su conjunto, es una maravillosa creación.
San
Francisco de Campeche, Cam. 22 de abril de 2009. |