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Gremio.
Foto:
proporcionada por Ernesto Rodríguez Moguel |
Los
gremios católicos se originaron en las primicias entregadas
a la iglesia en ofrenda a Dios por haber permitido una buena
cosecha. Los campesinos dedicados a la siembra del maíz
por lo general son gentes del mismo barrio. Cuando tenían
buenas cosechas, tomaban las mejores mazorcas y en el mes
de octubre se las ofrecían a Dios como agradecimiento. Esa
costumbre los reunía en alguna casa para las pláticas de
los proyectos de la cosecha y de los nuevos trabajos para
ese año.
De
esas reuniones nació la idea de un mayor agradecimiento
a Dios, por lo que pagaban unas misas entre todos los del
grupo. De esa obligación que se habían impuesto nació la
idea de ir en procesión llevando velas encendidas de cera
de abeja, las cuales adornaban con unas rosetas grandes
manufacturadas con florecitas de cera.
Cuando
la gente de la clase media empezó a participar en estas
manifestaciones de fervor religioso, se llevaban velas sin
adornos y se agregaron banderas de papel. Además se hacían
acompañar por unos guitarristas. Al participar los comerciantes
en estas fiestas, agregaron banderolas y mejor música de
instrumentos de viento y los ruidosos tambores.
La
competencia de los grupos por una mejor presentación y lucimiento,
motivó que se agregaran lujosos estandartes bordados a mano.
A últimas fechas, los interesados del grupo que tienen la
noche a su cargo, lo celebran con bailes populares.
Fuente:
Historia
Gráfica de Calkiní. Manuel Herrera Pech. Calkiní,
Campeche, 1982. 220 p. |