La
cúpula azul del cielo es un tema al que retorno tras
largas incursiones por el fondo del mar y descensos a cuevas
en que las estalagmitas y estalactitas son cosas de ensueño,
aunque hechas por la naturaleza a lo largo de miles de cientos
de miles de años. El fondo del mar me fascina asimismo.
No sólo por los seres vivientes que a veces van más
allá de lo bellamente fantástico, sino por
sus bancos de coral rojo y negro, por su flora que uno no
creyera existe si en ocasiones al alargar la mano a una
hermosa flor uno no la sintiera como bañada de una
materia cáustica. Mas la causticidad no logra menguar
su belleza.
Retorno
a la superficie del planeta, tras una excursión larga
o breve (las más breves son las marítimas)
y mis ojos chocan de inmediato con la cúpula azul
del cielo. Marta, que siempre está esperándome
a bordo de una lancha cómoda y rápida, o al
volante de un safari color verde aguas moribundas, me susurra
al oído luego de un beso más o menos monumental.
-Si
tanto te gusta mirar y remirar la cúpula azul del
cielo, ¿por qué bajas al fondo del mar o te
metes en las entrañas de la tierra en esas cuevas
en que es fácil hallar, además de las estalactitas
y estalagmitas, alguna pintura y dibujos rupestres?
-¿Por
qué me gusta que estés esperándome
cuando surjo del mar o se recorta mi figura en la boca de
una cueva por cuyas entrañas he ido y venido a mi
antojo o arbitrio?
-Lo
ignoro, Rolando, y quisiera saberlo de ti por tus propios
labios.
-Para
mí, eres un ensueño, y todos los ensueños
son azules. Me gusta el cielo porque es azul (no importa
que, en la práctica, no sea cielo y menos azul) y
por su bonita forma de cúpula. Por lo que a ti concierne,
ya dije que eres mi ensueño, y todos los ensueños
(para mí al menos) son azules. El cielo y tú
y todo lo que sea azul, el mar entre ellos, son mi razón
de vivir.
-Rolando,
por Dios, ¿no será que tus largas correrías
por el fondo del mar y por las entrañas de la tierra...?
-¿Me
enloquecieron un poco, o un mucho? -Marta asiente, resumiendo,
con un movimiento de cabeza -¿Y eso te importa? Si
estoy loco, es una divina locura la mía.
Marta
une sus labios enloquecedores a los míos. Y me siento
feliz, el más feliz de los mortales, porque es como
si estuviera besando la cúpula azul del cielo.
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