El Corazón de Ah' Canul - 64
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Chispazos Deportivos
Isauro Ismael Herrera Blanqueto
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Llegó el mes de octubre y con él una cascada de grandes emociones para todos los aficionados que gustar seguir al Rey de los Deportes, el béisbol, pues es el mes de los juegos de postemporada de los equipos de grandes ligas que buscan llegar a la cúspide de este deporte que es la Serie Mundial de Béisbol en su temporada 2019; pero será un tema que en otra ocasión comentaré pues por esta vez quiero hacerles partícipes de una colaboración que envió el profesor Manuel Ayuso Barrera, de su vasto anecdotario de cosas del béisbol que tan gentilmente comparte con este servidor y yo, con los amables lectores de estos Chispazos:

UN AMPÁYER CON BUEN BRAZO.

Era panzoncito y bonachón hasta decir basta. Parte vital de aquel equipo de béisbol llamado Todos Temax. Le invité para que jugara con el conjunto de mi pueblo, Mapaches de Bolonchén. Como la franquicia era nueva, la Directiva de la Liga Campechana encabezada por el buen amigo Gustavo Ortiz, me dio la oportunidad de incluirlo a pesar de que ya contábamos con los tres refuerzos permitidos. El señor Ortiz gustaba de ser bastante flexible con todos, siempre con el fin de que no se cargara toda la fuerza de un solo lado para mantener la competividad

Es así como Cecilio, nombre de nuestro panzoncito, se enrola con nosotros haciendo un papel más que decoroso aunque muy breve. Razones fuertes le hicieron tomar otro destino; pero antes me contó una anécdota que le ocurrió en su caminar por los campos de juego:

“En cierta ocasión me contrataron para jugar con Bonfil. Muy temprano salí de mi pueblo Temax para tratar de llegar hasta ese lugar del cual me habían dado referencias. En aventones y como pude llegué a un crucero. En eso veo aparecer un coche Brasilia y que le pido otro aventón:

─Van a Bonfil?
─Sí, súbase.

Eran Everth Dzib y otro cuate. Me subí al asiento de atrás mientras ellos seguían platicando. No tuve chance de hablar ni para presentarme. Cuando llegamos, estos amigos se sorprendieron al ver que me encaminaba a la misma caseta y mayor su sorpresa cuando Donaciano Valdez, mánager del equipo, me entregó el uniforme; pero lo mejor, cuando al leer la lista me anunciaron como receptor y tercero en el orden al bat. Ese día regué líneas por todo el “rey fil“. Ganamos y en el agasajo se acercó a mí el Venado Dzib y me dijo:

─Te fijaste que veníamos hechos madre?
─Sí.
─Es que teníamos miedo de llegar tarde
─Ajá!
─Pero cuando te vimos, dijimos: ya chingamos; el juego no puede empezar sin el ampáyer. Mi apariencia les hizo suponer que ese era mi trabajo”.

Por esos días, nuestro personaje fue invitado a un partido que se celebraría en el “Venustiano Carranza”: Selección Liga Campechana contra un equipo que traía a Antonio Briones, rey robador de bases de la Liga Mexicana y quien todavía ostenta el récord de siete estafas en un juego. Bueno, pues, Briones fue pelado en sus tres intentos por el gordito de Temax.

Fue breve la carrera del gran “Kix”, así le decían. Murió muy joven; pero en los confines peninsulares aún se recuerdan su poderoso brazo y sus famosos “reyfilazos”.