El corazón de Ah' Canul - 24
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El uso de la tecnología de la información y de la comunicación en las escuelas
Estela Hernández Sandoval
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Una vez más en nuestra sociedad calkiniense hemos testificado que las Tecnologías de la Información y Comunicación −las TICs−, han cambiado todo y afectado a la sociedad, al individuo y al aprendizaje. Como consecuencia de ellas, se ha dado una evolución del entorno; tenemos ahora todas las respuestas a nuestras preguntas e inquietudes a la mano por lo que nuestro reto principal consiste en saber plantear con precisión qué es lo que queremos saber o compartir.

Las TICs sirven para generar información y comunicación, como su nombre lo indica, y la nueva generación nuestra está ávida por su uso aunque en ocasiones su manejo resulte socialmente inadecuado, como en el caso producido en una escuela primaria de esta ciudad y que ha levantado voces y dedos buscando culpables.

Independientemente de que los haya, este hecho pone de manifiesto la necesidad de educar en el uso de las TICs. Éstas son herramientas que sirven para interactuar y que los adolescentes y púberes utilizan prolijamente para participar, para comunicar, tal como lo hacemos algunos adultos y enfatizo “algunos” ya que un buen número de este rango de población resulta ser analfabeta en multimedia y lo que es más grave aún que el mismo comentario es aplicable a un dilatado conjunto del gremio magisterial que por ende no las usan en el salón de clases a pesar del interés altamente notorio de los escolares sobre ellas.

Los docentes nos olvidamos la conectividad es la principal característica de la sociedad de hoy, así también dejamos de lado el hecho que las naciones con alto uso de la tecnología y de la investigación científica detentan mayores niveles de desarrollo.

Entonces, más que prohibir el uso de celulares entre los escolares, como claman muchas voces, hay que darles un sesgo educativo a ese instrumento de la conectividad. No caigamos en lo acontecido en otras épocas en las que se consideraba que los libros resultaban sumamente peligrosos e incluso diabólicos para la gente, especialmente para la joven. No satanicemos los avances tecnológicos, convirtámoslos en herramientas de aprendizaje y conocimiento.

A través de las TICs la sociabilización –aunque ciertamente en una nueva modalidad−, se está recuperando, al igual que la interacción gracias al carácter de la participación en redes sociales, lo cual ha provocado que las zonas de desarrollo próximo de que hablaba Vigostky se hayan ampliado grandemente, lo mismo que el carácter social del aprendizaje se ha enriquecido.

La tarea del profesor en el actual contexto no se reduce a la de trasmitir información, en eso es ampliamente superada su capacidad por las TICs, su tarea consiste en formar en valores basándola en la participación. Otra de las tareas que le conciernen es alfabetizar en multimedia; no sigamos provocando más conflictos cognitivos entre los alumnos, los cuales están convencidos que tienen que ser aptos en la participación e interacción con las TICs, mientras que por otro lado, experimentan la negativa y prohibición de usarlas en la escuela, originando que lo hagan clandestinamente y como un medio equivocado para lograr notoriedad. De una u otra índole.

Estudios realizados han demostrado que las personas aumentan su inteligencia más o menos cada tres años, y que manifiestan un mayor incremento aquellas que interactúan colectivamente (léase a través de las TICs). De aquí cabe preguntar: ¿Cuál es nuestro papel como educadores en este sentido?

Nuestro protagonismo tiene lugar en la organización del material humano y tecnológico, con vías al aprendizaje y al conocimiento dentro del aula y fuera de ella, promoviendo además de la interacción con los medios tecnológicos la decidida participación y colaboración entre los alumnos.

Fomentemos el aprendizaje virtual al igual que el presencial juntamente con los valores desde etapas vitales tempranas.

No pongamos a nuestros niños contra la pared por inmiscuirse con la tecnología, enseñémosles a usarla, con responsabilidad, con sumo respeto hacia su propia persona y a la sociedad.

Desde mi particular opinión, más que tratamiento psicológico y mucho menos psiquiátrico lo que debe implementarse con los actores del caso calkiniense es educación sexual y valoral; establecer círculos de atención amorosa más estrecha, tanto en los tiempos escolares como en los familiares. Perentorio es, estrechar el vínculo escuela – padres de familia pero no para castigar ni para culpabilizar o buscar infractores, sino para brindar atención a las necesidades e intereses de los escolares – hijos.