El corazón de Ah' Canul - 20
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Soñar no cuesta nada
Álvaro A. Villanueva Martín
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Amigos lectores seguramente estarán de acuerdo en que no solo los grandes personajes tienen sueños," Martín Luther King, Mahatma Gandhi, etc.. También nosotros, pequeños mortales, los tenemos; aunque no sean grandes sueños sino pequeños deseos que culminan en sueños, que son fáciles de lograr pero que inexplicablemente nadie o muy pocas personas hacen algo para convertirlos en realidad y contribuir así al bienestar de las comunidades.

Soñé que al salir de mi casa no había basura por toda la calle y por todas las calles de mi pueblo, y tampoco no la había tirada en los caminos fuera del pueblo; que los niños, jóvenes y adultos al consumir alguna golosina fuera de casa, tiraban las envolturas en algún bote de basura público, o bien, las conservaban para poner en la basura de casa, con lo que obviamente las calles se mantenían siempre limpias.

Soñé también que la comunicación entre padres e hijos era adecuada y con total respeto, en lugar de ser a base de improperios, palabras obscenas, insultos y/o mentadas de madre, como es en la actualidad muy frecuentemente.

Soñé que todas las familias mantenían siempre los frentes de sus casas, limpios de basura y hierbas, así como bien pintadas sus fachadas y caleadas sus albarradas (no solo los días de difuntos).

Y soñé que de repente, no había fugas de agua entubada (mal llamada potable ya que no se debe beber por no cumplir las normas de salud) y las fugas que surgían se arreglaban enseguida; que en los patios de las casas ya no había mangueras siempre abiertas, muchas de las cuales ni siquiera pueden cerrarse porque no tienen llaves y el agua no solo riega los árboles sino que inunda los patios permanentemente, desperdiciándose el vital líquido y contribuyendo a que no llegue a toda la población y donde llega no sube a los tinacos, requiriéndose que las familias hagan gastos en motores yelectricidad; que los baches, los cuales abundan en las calles ya estaban perfectamente arreglados.

Seguí soñando que en los mercados y tiendas, (las mercancías, verduras, frutas, azúcar, etc..) se vendían en kilos completos (no de 800 gramos o menos) y que todos estaban contentos porque no se tropezaban con infinidad de perros ni sus narices sufrían terribles hedores.

Tuve el atrevimiento (aunque no intencional) de soñar que los techos de las escuelas no tenían goteras, las fachadas bien pintadas, los interiores bonitos, agradables, mesabancos adecuados, los patios limpios, los baños para los niños impecables y funcionales, siempre con agua, jabón y equipo completo; que los maestros eran cumplidos, llegaban siempre puntuales, no desaparecían a media jornada ni estaban pendientes a la hora de salida para salir corriendo. Que las tienditas -cooperativas ya no vendían comida y refrescos chatarra, como fue la instrucción de la Secretaría de Educación desde hace mucho tiempo (no entiendo porque los directores de cada escuela necesitan esta instrucción para hacerlo) y que las generosas ganancias se reportaban honestamente y ya no iban a parar a los bolsillos de los encargados y de los mismos directores, salvo honrosas excepciones. Sino que eran empleadas en sufragar gastos necesarios en las escuelas.

Seguí soñando muchas más cosas bonitas que sería interminable contarles por ahora, solo les contaré esto último, pero muy bajito: soñé que las autoridades de la junta municipal trabajaban afanosamente, con ahínco y honestidad, con cuentas claras, responsabilidad e iniciativa (¡Qué sueño!) para encauzar y fomentar todo lo anteriormente mencionado (como es su responsabilidad) y que nunca más mencionaban ino hay dinero! sino que, al haber cuentas claras, cero favoritismos, cero aviadores, manejo adecuado de los recursos (etc.. sobre todo lo honesto), los sueños anteriormente descritos y muchos más, eran muy fáciles de cumplir.

Pero, ¿Qué creen? En esta ocasión no hubo final feliz, de repente desperté, volvía la realidad y... ¡qué decepción!