El corazón de Ah' Canul - 15
 
No. 15
El arco del triunfo hispánico en Calkiní
Andrés Jesús González Kantún
 

Los griegos en la antigüedad fueron maestros del arte y la cultura en general y los romanos, grandiosos conquistadores de casi medio mundo, sus transmisores. Los pueblos romanizados, especialmente en la arquitectura, denotaban el influjo de la cultura helénica enriquecida por la romana. La cultura grecorromana ha sido la más antigua que cambió al mundo.

Los romanos en la búsqueda de la supremacía colonialista recorrieron vastos territorios del oriente (Mesopotamia) y de ahí trajeron la innovación arquitectónica del uso del arco utilizados en las estructuras subterráneas y de drenaje, fueron ellos los primeros en emplearlo en la superficie.

España, dominada durante mucho tiempo por estos indomables centuriones, conserva aún vestigios de construcciones como los acueductos, puentes (algunos en uso todavía) y arcos de triunfos.

El uso del arco no se sujetó exclusivamente en construcciones de servicio, sino también ha sido utilizado, en el transcurso de la historia, para conmemorar o dignificar a personajes importantes, y de igual manera para la celebración de victorias militares. Este tipo de construcción se le conoce como arco de triunfo. Un arco de triunfo que funciona como un paso entre un espacio y otro. De esta forma se compromete a los que lo crucen a reconocer el símbolo de grandeza de la persona enaltecida o la gloria excelsa por alguna victoria militar.

En Calkiní se yergue impertérrito un arco de triunfo español que ha perdido su vestuario original. Aquellas dovelas de piedra labrada han desaparecido revestidas por cal y cemento. Un monumento histórico que debió haber conservado su ropaje original que no era muy difícil de restaurar si se siente aprecio por la historia local. Quién sabe en qué mundo andaba el INAH que no advirtió esa atrocidad cometida en contra de una de las memorias históricas del pueblo calkiniense.

Aunque a veces me pregunto, ¿seria justo mantener vivo un monumento que representa la oprobiosa presencia de un pueblo conquistador que vino a avasallar a una cultura aún intacta de la insidia y la codicia y además que trajo una creencia plena de prejuicios y fanatismo que perturbaron el orden mundial con horrendos genocidios sólo por querer imponer una sola fe?

Pero luego recapacito y me remito a un pensamiento del escritor mexicano, Carlos Fuentes que dice: "En la América española el pasado está vivo, a veces como advertencia dolorosa, a veces como promesa perseverante, siempre como registro de una historia".

En el Tu' uuk Kaan me imagino ver algún día una placa alusiva al Arco de Triunfo español sobre la raza morena calkiniense y a un lado, junto a la ceiba, una estela escrita en caracteres mayas y españoles dando razón del encuentro obligatorio de estas dos razas. Después de mucho tiempo, otra vez juntos aunque en símbolos: los defensores de la soberanía del terruño ante el empuje irreversible y barbárico de los colonizadores que justificaban sus actos con el dicho más nefando. "que todo ha sido por designio de Dios".