Por fin! Concluyó la 29 edición de la
Liga Estatal Campechana de Béisbol después
de una laaarga temporada que tuvo de todo menos la calidad
de ediciones pasadas. El pronóstico se cumplió.
Desde el inicio se dio como favorito para ser Campeón
al equipo "CAFES "de esta ciudad en razón
de que los contrincantes no "armaron "equipos
con alto nivel de competencia. Sin demeritar al de casa
que, prácticamente, conservó a sus elementos
de la edición anterior, como se dice en el argot
deportivo, sin despeinarse pasó sobre los "PIRATAS
"de Villa Madero, su contrincante en la Serie Final,
que no dieron batalla; que sin pena ni gloria (más
pena que gloria) se dieron el "lujo "de disputar
la gran final de esta edición.
Después
de 12 años, desde la temporada 1997-98, los "CAFES"
vuelven a ser campeones de la Liga Estatal Campechana
de Béisbol. Varios de sus elementos obtuvieron
trofeos individuales, entre ellos: Alex Rodríguez,
Novato del año; Nelson Barrera Jr., Campeón
de bateo y Home-Runs y José Cueto, Campeón
de pitcheo. FELICIDADES CAMPEONES!
¿Por
qué se llama el equipo "CAFES"?
Corren
algunas versiones; pero la más difundida y aceptada
como "oficial" es la siguiente: Cuando se
integró el equipo, a principio de los años
70, la directiva tuvo la visión de que sería
el digno heredero de la tradición beisbolera
de Calkiní. Una escuadra bien integrada, organizada
y con uniformes acordes a su calidad. Se contactaron
con una casa deportiva de la ciudad de Mérida,
para su confección. EN aquel entonces el medio
de transporte más utilizado era el ferrocarril.
Ya en Mérida, el propietario de la casa deportiva,
conocido y amigo de la directiva, los atendió,
como se dice, a cuerpo de rey, y entre los refrescos
y las botanas se hicieron los arreglos: se eligió
el mejor diseño, la cantidad de uniformes, la
fecha de entrega, etc., etc.
Los
integrantes de la directiva, felices de la encomienda
cumplida, retornaron a Calkiní. Pero se había
olvidado un detalle. Los uniformes no tenían
nombre. En la euforia de ese día se barajaron
varios pero no concretaron alguno quedando pendiente
de avisar. Cumplida la fecha de entrega el sastre al
no tener aviso y ante el compromiso de enviarlos a esta
ciudad, tomó una decisión: los uniformes
estaban adornados con vivos cafés que los hacían
muy vistosos así que ordenó que se estampara
ese nombre con la esperanza de no contrariar a la directiva
y a los aficionados. No se equivocó. Son más
de 30 años que el equipo representativo de esta
ciudad, por obra y gracia de un buen amigo, lleva con
orgullo el nombre de "CAFES" de Calkiní. |