Una
página más, se ha escrito en el libro de la vida
personal de cada uno de los individuos que poblamos este mundo
y le hemos dado vuelta, un ciclo de 365 días ha cerrado
la primera década del siglo XXI y comenzamos el segundo
del tercer milenio. Una década que podemos señalar,
estigmatizada, por los actos terroristas en varias partes del
mundo, por la crisis financiera que golpeó a los estados
de primer nivel, por la violencia de la delincuencia organizada
en nuestro país, y por el reclamo también, de
nuestra madre naturaleza en sus diferentes latitudes.
Todos
estos señalamientos de lo que fue una década dentro
de la medición del tiempo, no se dieron por si solos,
sino por las acciones mismas del hombre; hemos actuado anteponiendo
nuestras particularidades en todos los momentos de la vida;
claro que pudiese comprenderse si tuviera que hacerse una justificación
(que no es el caso) al observar el presente de nuestra sociedad
que se desenvuelve en medio de un mundo de constantes cambios
y por lo tanto cada quien cree y crea su propio escenario donde
somos como únicos actores en escena. Algunos sobreviviendo.
Sin
embargo, las bienaventuranzas que surcaron los espacios sensibles
del sentido humanista y humanitario del hombre y se plasmaron
con un apretón de manos al amigo, al vecino, el abrazo
fraternal al hermano, el cálido beso de amor a la familia
y hasta un felicidades al que se encontraba en el camino durante
esta Noche Buena y Navidad, y con los sinceros deseos para un
nuevo año, recobra la esencia del ser humano sobre la
tierra. Un ente viviente con razonamiento, con inteligencia
y con sentimientos, virtudes que el Dios Creador nos ha dado.
Entonces,
si todo esto es posible, no hay que esperar cada año
para ponerlos a la práctica; esta estigmatización
de la década, fue sólo de un ciclo y no tiene
por qué continuar, nuestros pensamientos y nuestros actos
son los ejes motores con los que podemos cambiar.
Hagamos
de nuestra vida un faro de luz de la esperanza, de conciencia
sublime, de valores, de morales, y hagamos pozos, profundos
pozos sólo para los vicios. Enaltezcamos sólo
las virtudes. El 2011 es un arranque para una nueva generación,
donde el desarrollo armónico-integral-espiritual del
ser humano será el papel fundamental que coadyuven al
progreso de la sociedad y por ende de la tranquilidad y de la
seguridad de los que habitamos este mundo.
Porque
también nuestra sana convivencia con nuestros semejantes
y con nuestro medio ambiente que nos rodea, serán la
fuente de conservación de nuestro planeta, por lo tanto
de nuestra supervivencia en la galaxia. El hombre no es y no
está solo, es parte del universo, del todo; sus actos
deben ser regidos por la templanza (“humildad
y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas”
Gálatas 5:23) Y por la sabiduría.
Comencemos
pues, otro año más, pero con nuevos bríos,
quizás en las mis actividades pero con nuevas actitudes.
“FELIZ Y VENTUROSO 2011”.
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