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Opinión de Gumercindo Tun Ku
 
(21 de noviembre de 2013)

¿Se previenen y se combaten los incendios forestales?

 
 

Hace unos días, en el medio impreso de comunicación, leí la sección de columna política “expediente”, subtitulada “contra incendios en selvas”. En este pequeño fragmento se reflexiona sobre los daños que ocasionan los incendios forestales al mundo y a los que lo habitamos; creo que la gran mayoría de la población ya conoce esta situación, sin embargo, es importante hacer notar que muy poco se ha valorado cultural y socialmente, es decir, para la gran mayoría de la población, todo lo que hagan las autoridades no dejan de ser productos de gobierno que se venden por temporadas. No hay fuerza de conciencia que haga que reaccionemos de manera real ante tal problemática.

Estamos tan lejos de creer que lo del calentamiento global es tan real como nuestras vidas, que es un cuento fantasioso o una película de ciencia ficción. Sí es cierto que el texto publicado nos da una clara visión de los efectos negativos y de sus consecuencias irreversibles, sólo me llamó la atención, cuando se menciona que los gobiernos desde hace varios años han atendido esta situación para prevenirlos y combatirlos oportunamente, digo me llamó la atención por lo que más adelante me referiré.

Sobre este tema se ha llegado a culpar a los campesinos, como si de verdad lo fueran, si a estos señores del campo que durante tanto tiempo se han dedicado a este trabajo se les pide que tienen que solicitar su permiso para la quema solamente por cuestiones de política pública; así como he visto también folletos que protección civil reparte cada temporada de estiaje como formas de prevención, así deberían ir a los lugares de quema si de verdad existen en papel dichos permisos; sabemos que no hay tal programa de prevención y combate.

Hace algunos años el señor Ismael Ku Yam, vecino de esta ciudad de Calkiní, descubrió una fórmula que pudiera ayudar a lograr tan mencionadas acciones; con su producto elaborado con materia prima natural ha comprobado que sí se puede ayudar a la naturaleza, vuelvo entonces a lo expuesto en el segundo párrafo y me pregunto ¿dónde está la acción del gobierno? Si él ha visitado las dependencias del ramo y no le han hecho caso, es más, puedo decir que hasta a protección civil del Estado le dio el producto, les explicó la composición de la fórmula, se hicieron algunas pruebas y hasta ahora sigue en espera del llamado como le prometieron.

Don Ismael no se detiene, ha visitado también el vecino Estado de Yucatán por lo mismo; de igual manera, no lo tomaron en serio, una pena no creerle, yo he visto el efecto de su producto y puedo afirmar que realmente funciona, el polvo al ser disuelto en el agua hace una función extraordinaria de sofocar el fuego de una manera impresionante. Hace unos días platiqué de nueva cuenta con él, a pesar de no lograr ningún apoyo gubernamental sigue luchando para dar a conocer su producto, su entusiasmo no decae, sabe lo que significa todo lo que ha hecho hasta ahora, en su casa tiene una bodega ya con los materiales embolsados para los que se interesen.

Al gobierno a través de protección civil sería un material de primera necesidad para combatir los incendios forestales, a los campesinos para reforzar sus guardarrayas como una manera de prevención, en fin desde los enfoques que le veamos pudiera salvar muchas selvas aún vírgenes, seria la gran ayuda que nuestra madre Tierra necesita.

Si este texto comparto hoy con ustedes que me leen, fue porque lo leído en el diario y mi encuentro personal con él, me llevó a escribirlo, no dudo volver a tratar el tema más adelante con la historia del origen de su producto. Don Ismael es oriundo de Santa Cruz Pueblo, su domicilio actual está en el barrio de Kilakán.

Siempre hay alguien que busca salvar su mundo; ese, es don Ismael.

 
 
Texto: enviado por Gumercindo Tun Ku, 21/11/2013 // Foto: Francisco Cauich Pat, 2001