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El barro trabajado con técnicas antiguas encuentra su máxima expresión dentro del estado en la comunidad de Tepakán, lugar en donde la mujer transforma la tierra en objetos útiles y variados como las ollas, los cántaros, los jarrones, los candeleros, los incensarios y silbatos. A los últimos tres se les dan un uso ceremonial principalmente para la celebración de Día de Muertos.

     

La técnica y el proceso

En primer lugar, el barro es seleccionado de acuerdo a la parte de confección en una obra dada: el amarillo se utiliza para modelar las piezas y para los relieves con que se adornan; el k’ancab (la tierra colorada) y el xtacok (la tierra negra) se utilizan para dar color. Posteriormente el barro se pulveriza y se cuela tratando de eliminar la mayor cantidad posible de piedrecillas, ya que al calentarse en el proceso de horneado éstas se revientan y dañan la pieza.

Las herramientas empleadas en el proceso de elaboración y transformación del barro, aunada a la sensibilidad de las manos mágicas de sus productores, son: el torno manual, el box y un trozo de metal o cuchillo. El torno manual se compone de un tronco base de madera, llamado ka’bal, que significa “donde empieza el trabajo”. Este tronco base se coloca sobre un madero grueso que soportará el movimiento giratorio del ka’bal, accionándolo con los pies mientras con las manos y con las hojas del árbol del ramón se la va dando el diseño deseado.

Para pulir las piezas se emplea el box, “un tiesto de barro”, y para desprender el barro seco que queda en la base se usa un trozo de metal o cuchillo. Una vez que las piezas están terminadas se orean a la sombra durante un mes; un día antes de hornear se asolean ligeramente, propiciando que tomen cierto calor y pueden ser coloreadas.

Hornear las piezas implica un ajetreo general para todos los miembros de la familia, pues de antemano los varones se encargan de cortar y seleccionar la leña, las mujeres y niños mayores realizan el acarreo de las piezas hacia el horno, que ha sido limpiado de los escombros de quemas anteriores. Se adorna el horno con ocho tercios de leña delgada, que serán encendidos para culminar a ardua labor de más de un mes de trabajo en sus brazas ardiendo. 

En la comunidad de Tepakán la organización “Cerámica Calkiní S.S.S.”, elabora cerámica en molde a una cocción de 1300º C, con arcillas procesadas, fijadoras sintéticas y en hornos perfectamente acondicionados que funcionan con gas butano. Desde hace aproximadamente dieciocho años esta organización ha ido perfeccionando los trabajos y, a través de la capacitación de sus integrantes, ya está logrando una mayor calidad en su producción.

 

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Fuente: RODRÍGUEZ RUIZ, Socorro. Un arte, una tradición. Calkiní: Una historia compartida. H. Ayuntamiento de Calkiní, Cam. Ediciones Nave de Papel. 1999. 138 pp.