Calkiní, 28 de abril de 2008
 
Bécal. Tierra del sombrero de jipi y palma

 

 

Por Teresita Durán Vela

 

Desde hace muchos años, la actividad artesanal de los pobladores de Bécal ha sido el tejido de sombreros de jipi y palma de huano; creaciones que han dado reconocimiento y fama mundial al trabajo de las manos de mujeres y hombres becaleños.

 

Según nota enviada por el Prof. Aristarco Uc Sánchez al periódico “El Imparcial de Campeche. Voz y expresión de la vida campechana”, cita el artículo “Bécal. Las primeras matas de jipi”,  en su emisión del 12 de marzo de 1979, que el presbítero Ignacio Berzunza (de Calkiní) pasó al Petén Itzá de Guatemala en 1859; observando en esos lares una clase de huano, que fue traída hasta este rincón de la Península de Yucatán; tales mazos de paja motivaron el interés de Don Juan García Fernández para traer algunas plantas.

Casi a finales del año 1800, los hermanos Sixto y Pedro García fueron informados de la existencia de esas plantaciones, y decidieron emprender un viaje a Guatemala, hasta llegar a las márgenes del río San Luis; los viajes eran muy largos… hasta que decidieron plantar las matas de jipi en la hacienda henequera de Santa Cruz (en el municipio de Calkiní), esa finca propiedad de Don Sixto García controló durante muchos años la producción y distribución de las palmas del jipi.

Refiere la “Monografía de Bécal” (Rolando Pérez Rosado, 1993) que en el año de 1872, el señor Tino Chí logró tejer el primer sombrero de jipi; a partir de ese hecho, Don Sixto García ordenó al Sr. Chí “de ahora en adelante te convertirás en el primer maestro de tejido de sombreros de jipi”.

 
 

A principios del siglo XX, la manufactura de sombreros se convirtió en la principal actividad de los habitantes; fueron años de bonanza para la industria sombrerera; fue tal el impacto económico que familias enteras se dedicaron al tejido. Los sombreros becaleños empezaron a incursionar en las tiendas de Mérida, Veracruz, México y Campeche; cada vez más gente comercializaba y expandía las ventas; las manos artesanas no descansaban; eran muchas horas del día, las que pasaban en las cuevas húmedas, conviviendo y trabajando, porque del tejido de sombreros saldría el “diario” para comer y vestir.

Era tal el auge, que los maestros de la Escuela Primaria Federal número 1 invitaron a un grupo de maestros tejedores –Valentín Uc, Andrés Uc Dzul, Eulalio Ordóñez y María Asunción Dzul - para organizar y promover, en ferias artesanales, los sombreros de jipi. Gustó la idea  a Don Carlos Rivas Vargas –funcionario de la Procuraduría de Asuntos Indígenas, que en 1939 se realizó la Primera Exposición Regional, Industrial, Agrícola y Feria del Jipi en el pueblo. A partir de ese año, hasta 1947, se organizaron ininterrumpidamente; era la ocasión de ofrecer a visitantes y turistas, sombreros de varios modelos, tamaños y calidades; tiempo para exhibir la manufactura de un objeto peculiar de la población.

La consolidación de la artesanía en más familias y su reconocimiento como actividad económica primaria, motivó la creación de Sociedades Cooperativas; más adelante tuvieron serios problemas en la administración de las aportaciones de los socios y aquellas instancias de producción se decretaron en “quiebra”; sin embargo, las manos de los tejedores no pararon, siguieron trabajando; al fin y al cabo, era lo que se sabía hacer en la población.

Los sombreros representan al pueblo; su significado cultural está simbolizado en la “Fuente de los sombreros”, en el centro de la Plaza del Progreso (inaugurada en 1968), muestra digna de la creatividad de las manos becaleñas; una forma de representar la creación  de las familias que han entregado su vida entera, al tejido de los sombreros.

Hoy por hoy, el jipi sigue motivando la inspiración de las mujeres y los hombres; pueblo y sociedad han convertido los sombreros de jipi y palma en el ícono de una cultura y la artesanía popular de la comunidad. Déjese conquistar por la belleza arquitectónica de su iglesia católica, la blancura de la fuente de los sombreros y las curiosidades hechas a mano con hilos finos de la palma de jipi.

En este milenio, sigue viva la celebración anual de la “Feria de la Flor del Jipi”; es ya una tradición, orgullo de quienes nacimos en ese pedacito del Camino Real.

San Francisco de Campeche, Cam. 28 de abril de 2008.

 
 
 
 
Fuente: Texto enviado por Teresita Durán Vela; 28 de abril de 2008 / Fotos: Archivo de Santiago Canto Sosa; década de 1970; y Teresita Durán, 2008