Por
Jorge Jesús Tun Chuc
¡Dzitbalché!
¡En el nombre
llevas la gloria y en tu pasado,
la grandeza de tu linaje maya!.
Jorge Jesús Tun Chuc.
A
partir del 1º de octubre de 2001, Dzitbalché figura
en la historia campechana como flamante ciudad del siglo XXI en
el Camino Real. La fuerza de las ideas y el trabajo conjunto de
sus hijos en el devenir del tiempo, transforman paulatinamente
los sueños en un horizonte de porvenir y esperanza, cada
día más alcanzable.
Su
reciente titulación como ciudad es un legado valioso, pero
también un compromiso para las nuevas generaciones. A ellas
les corresponde preservar y acrecentar su cultura, sus valores
y, sobre todo, impulsar su desarrollo integral. Todos ellos, factores
primordiales para seguir vigente en el actual mundo social globalizado.
Una
mirada atrás en el tiempo permite hacer un recuento del
desarrollo y el avance logrado en el mejoramiento de la vida de
los dzitbalchenses, a base de sangre, sudor y lágrimas.
El punto de partida en el largo camino histórico, se remonta
a los antiguos asentamientos mayas, cuyos vestigios arqueológicos
se encuentran dispersos, devorados por la selva de la serranía.
Forman parte del sitio conocido como May–K’eek’en,
donde hay una caprichosa formación pétrea natural,
semejante a la pezuña de un cerdo. En este lugar surgió
nuestra sociedad local.
Dzitbalché
emergió en la historia aproximadamente hacia finales del
Período Postclásico (900–1600 D.C.). Nuestros
antepasados son consecuencia de las constantes migraciones en
masa, muy frecuente entre los mayas. Particularmente después
de la destrucción de Mayapán, ciudad–estado
de los Cocom; causada por el ejército de los Xius de Uxmal.
En esta guerra fratricida aparecen en escena los nueve hermanos
Ah–Canul, que pelearon en el bando derotado.
Concluida
la conflagración, éstos emigraron hacia el sur,
hasta alcanzar lo que ahora es la Región del Camino Real.
El mayor de ellos, Tzab Canul estableció un cacicazgo centralista
en Calkiní. Su hermano Ah–Kin–Canul se quedó
en Dzitbalché en 1441, en estas tierras habitaban y mantenían
un cacicazgo los Canché, a cuyo gobernante le llamaban
Batab.
Durante
algún tiempo se pensó equivocadamente que los Ah–Canul
fueron los primeros pobladores de esta región nuestra.
La Arqueología y la Historia se han encargado de iluminar
con la verdad este polémico asunto. El mérito atribuible
a Ah–Kin–Canul consiste en haber organizado a la naciente
sociedad dzitbalchense y haberle formado una identidad propia
ante otros pueblos. En recompensa a su obra reformadora, llegó
a ser Batab de Dzitbalché.
Un
testimonio que avala la trascendencia y versatilidad de nuestra
cultura autóctona, es una obra literaria única en
todo el mundo maya: "Los Cantares de Dzitbalché".
Efectivamente,
se trata de quince cantares y una portada que dice: “El
libro de las Danzas de los Hombres Antiguos, que era costumbre
hacer acá en los pueblos cuando aún no llegaban
los blancos”. Los versos de la obra se cantaban danzando
y hacen referencia a diversos temas de la vida de aquella época.
Es una obra postcortesiana porque están escritos en papel
español, pero expresan vivencias anteriores a la conquista.
Los
Cantares de Dzitbalché hacen referencia a los astros, la
religión, las flores, las aves, las mujeres y a toda manifestación
de belleza. El cantar 7 Kay–Nicté (Canto de la flor)
dice en sus dos primeros fragmentos, semejantes a los versos y
estrofas españoles, ya traducidos al idioma oficial:
1.
La bellísima luna
2. Se va alzando sobre el bosque,
3. Va encendiéndose
4. En medio de los cielos
5. Donde queda en suspenso
6. Para alumbrar sobre
7. La tierra, todo el bosque.
8. Dulcemente viene el aire
9. Y su perfume
10. Ha llegado en medio
11. Del cielo, resplandece
12. Su luz sobre
13. Todas las cosas. Hay
14. Alegría en todo
15. Buen Hombre
Cien
años después, en 1541, los descendientes de los
Canché y los Canul, probablemente ya habían abandonado
May–K’eek’en para establecerse en la llanura,
donde fundaron Noh–Cah (Pueblo Viejo). Ahí tuvieron
el primer contacto con el conquistador Francisco de Montejo “El
mozo”.
El
encuentro inicial no se dio de manera pacífica, sino violenta;
fue el choque de dos culturas distintas. Al final triunfó
la superioridad de las armas de acero, de fuego; así dio
comienzo la fusión de dos razas. Es el génesis de
nuestro mestizaje, desde entonces.
Con
relación de origen y significado de la palabra Dzitbalché,
existen distintas versiones, pero que tienen más semejanzas
que diferencias entre ellas. La primera señala que el conquistador
escuchó que los indígenas llamaban a este lugar
Ich–balché, que significa "entre el árbol
de balché".
La
segunda versión la menciona el historiador José
Tiburcio Cervera y Molina originario de Bolonchenticul, hoy Bolonchén
de Rejón, quien estuvo en Dzitbalché durante dos
meses en 1848, en plena Guerra de Castas; específicamente
para ayudar en la defensa del pueblo contra potenciales ataques
de los indígenas sublevados. En el breve tiempo que vivió
en el pueblo, haciendo un paréntesis en su tarea militar,
se dedicó a recopilar datos sobre el significado del nombre
de este poblado.
La
gente le comentó a nuestro personaje que en un principio
esta comunidad se llamaba Hunoi–balché (el meollo
del balché), por la existencia de un árbol denominado
balché o pitarrilla. Con el paso de los años, el
nombre cayó en desuso y la gente le puso su actual sustantivo.
Sus raíces mayas son: Dziit (vara delgada de madera) y
baalché (planta llamada pitarrilla).
El
balché es una planta que con la corteza del tallo y sus
flores, los antiguos mayas preparaban una bebida alcohólica;
fermentada con miel de abejas silvestres y diluida con agua. Su
elaboración sólo estaba permitido a los h’menes
(sacerdotes). La gente lo consumía en ocasiones especiales,
tales como: Ceremonias religiosas y festividades de canto y danza.
La
caída de los cacicazgos mayas bajo el poder de los españoles,
dio lugar a la vida colonial en la Península. La religión
autóctona fue destruida y sustituida por la fe católica,
impuesta por los frailes franciscanos. Para consolidar su misión
en el Nuevo Mundo, construyeron iglesias y oratorios en puntos
estratégicos. En Dzitbalché el ejemplo más
representativo es la parroquia de la Asunción. Su construcción
fue iniciada en 1768, bajo las órdenes del fraile Nicolás
Pozuelos. Se desconoce la fecha exacta en que fue terminada. Otras
iglesias, pero más pequeñas fueron levantadas en
los barrios de San Feliciano, San Felipe y San Juan. Esta última,
está actualmente en ruinas, el ser víctima del ejército
federal durante la Guerra Cristera (1926–1929). Todavía
existen algunos oratorios en calles de pocos barrios; entre ellos:
San Felipe, San Román, San Pastor y La Alameda.
A
la época colonial le siguió el movimiento libertario
de 1810 que culminó el 27 de septiembre de 1821. después
de casi tres décadas de vida independiente, la Península
de Yucatán, padeció muerte y sufrimiento a consecuencia
de la Guerra de Castas (1847–1852). Durante esta rebelión
maya contra los blancos (dzuloo’b), los habitantes de Dzitbalché
recibieron ayuda de Bécal, Halachó y Bolonchén.
Afortunadamente, nuestro pueblo nunca fue atacado por los nativos
sublevados. Aunque la mayoría de los dzitbalchenses se
opuso a participar en el conflicto, 1013 indígenas se agregaron
a los insurgentes mayas atrincherados en Noh–Cacab y Bolonchén.
Al
terminar la conflagración, los habitantes del pueblo, recuperaron
la tranquilidad y reiniciaron el comercio de granos y alcohol
con Muna.
Posteriormente,
en 1865, cuando Maximiliano de Habsburgo gobernaba en México
como Emperador, su esposa la Emperatriz Carlota Amalia realizó
un recorrido por el Sureste mexicano, a su paso por Dzitbalché;
fue recibida solemnemente por el Batab Santiago Pisté.
El recorrido hecho por esta dama, entre las ciudades de Campeche
y Mérida fue bautizado con el nombre de Camino Real.
En
la década de los ochentas del siglo XIX, siguió
el ejemplo de Mérida, capital de Yucatán; que ya
había logrado la aprobación del proyecto para construir
una vía férrea hasta Calkiní, El gobierno
campechano solicitó al gobierno federal, el presupuesto,
para unir a la ciudad de Campeche con Calkiní; comunicando
de ese modo a las capitales de ambos estados y poblaciones intermedias.
La aprobación de la solicitud de los campechanos se consiguió
el 2 de diciembre de 1880. En 1887 se firmó el contenido
para la construcción de la vía del ferrocarril entre
Campeche y Mérida. Hacia 1882 se había construido
hasta Tenabo. Debido a la difícil situación económica
de nuestro Estado, la obra se detuvo. La concesión fue
traspasada a un empresario yucateco que fundó la Compañía
Peninsular del Ferrocarril, S. A. Tuvieron que pasar 17 años
desde la concesión para la continuación de la construcción
de las vías, hasta la conclusión de dicha obra el
28 de julio de 1898. A partir de entonces la gente ya pudo viajar
en tren por el Camino Real.
En
1901, cuando el siglo XX despuntaba en el horizonte del tiempo
histórico; Dzitbalché alcanzó la categoría
de Villa por el Decreto No. 59 de la XIX Legislatura del Congreso
del Estado, promulgado el 11 de octubre de 1901. El documento
principia así:
Carlos Gutiérrez Mac–Gregor Gobernador Constitucional
del Estado Libre y Soberano de Campeche a sus habitantes sabed:
H. Congreso del Estado, lo siguiente:
El Congreso Constitucional del Estado Libre y Soberano de Campeche
decreta:
Art. 1º Se erige en villa el pueblo de Dzitbalché
y tendrá un Ayuntamiento compuesto por un Presidente, cuatro
Regidores y un Síndico Procurador. Habrá además
dos Jueces de Paz propietarios y dos suplentes.
El final del Decreto expresa lo siguiente:
Dado en Campeche de Baranda a los once días del mes de
octubre de 1901.
Publíquese para su cumplimiento. Campeche de Baranda octubre
11 de 1901. Carlos Gutiérrez Mac–Gregor. Francisco
S. Carvajal. Secretario General.
Durante
la Revolución Mexicana, los dzitbalchenses participaron
activamente, según el Diccionario Histórico y Biográfico
de la Revolución Mexicana correspondiente al Estado de
Campeche, se lee: Sublevación de Dzitbalché, página
261. El 30 de marzo de 1911, este pueblo se sublevó para
unirse a la revolución maderista. En la movilización
estuvo presente el Subte. de la Guardia Nacional del Estado, Gonzalo
Herrera, con el piquete de tropa que formaba el destacamento del
lugar. Asaltaron la presidencia municipal apoderándose
de todas las armas y municiones que había, para después
marchar a integrarse a las fuerzas revolucionarias de Manuel Castilla
Brito.
El
estallido de la Revolución Mexicana, fue el principio del
fin de la prosperidad de las haciendas; donde incontables generaciones
de peones trabajaron hasta la muerte, víctimas de un sistema
político injusto y humillante. Por ello, el 30 de marzo
de 1911; hubo una rebelión en masa de la población,
para unirse a la causa maderista. En 1915 siendo presidente de
la República, el Gral. Venustiano Carranza, el gobierno
de Yucatán encabezado por el Tte. Cnel. Abel Ortiz Argumedo
desconoció al Gobierno Federal porque el Poder Ejecutivo
se negó a aceptar a la Junta de Gobierno de Yucatán.
Carranza envió al sureste al Gral. Salvador Alvarado, un
duro y enérgico militar sinaloense; para someter a los
rebeldes yucatecos. Las fuerzas peninsulares salieron con rumbo
al sur, al encuentro de los "huaches" quienes habían
desembarcado en el puerto de Campeche. En ese tiempo muchos hacendados
se resistían a perder sus propiedades, temían que
sus privilegios se les deshiciera en las manos. Uno de ellos fue
Don Sixto García, dueño de la hacienda "Blanca
Flor", cercana al poblado de Pocboc.
El
hacendado reunió un "ejército" compuesto
por hombres leales a él. Cuando llegaron los yucatecos,
formaron una alianza con ellos. El choque frontal contra los "pelones"
era inminente. A las diez de la mañana del domingo 14 de
marzo de 1915 se inició una sangrienta batalla en el sitio
de la hacienda. El enfrentamiento duró varias horas, con
saldo de muchos muertos en ambos contendientes. La superioridad
militar del ejército de Alvarado terminó por imponerse.
Los aliados peninsulares fueron derrotados y sus principales oficiales
y colaboradores murieron colgados en las ramas de la ceiba, que
está en el parque principal de Pocboc. Otros perecieron
quemados vivos. Los soldados sobrevivientes de la derrota iniciaron
una retirada en tropel hacia el norte, rumbo a Yucatán.
Huyeron por montes y caminos de herradura, muchos de ellos pasaron
por Dzitbalché y tocaban las puertas de las casas ofreciendo
sus fusiles a cambio de dinero o comida. La batalla de Blanca
Flor estuvo a punto de tener consecuencias nefastas para nuestra
localidad.
La
tarde del mismo día de la lucha armada, Alvarado inició
una feroz persecución de las derrotadas fuerzas de "La
tierra del faisán y el venado".
Los
" “huaches" hicieron su entrada a Dzitbalché,
incendiando las humildes casas de huano como represalia, pensando
que habían tomado una población yucateca. Armándose
de indómito valor, Timoteo Ek; un joven campesino de piel
trigueña, en una acción espontánea poco común
salió al paso de los militares y los espetó así:
¡Este pueblo pertenece a Campeche, no a Yucatán!
¡Por favor, no quemen nuestras casas! Su temeraria y oportuna
intervención salvó al pueblo de una segura desgracia.
Ya atenuados los caldeados ánimos, explicó a los
federales; que estaban en Dzitbalché, en suelo campechano.
Continuaron su camino hasta llegar a la plaza principal, donde
bajo la antigua ceiba establecieron su campamento. Elementos de
la guarnición anduvieron de casa en casa, solicitando aves
de corral o cerdos para comprar y así alimentar a su hambriento
y extenuado ejército. Incluso algunos de ellos subieron
a la azotea de la iglesia de la Asunción a tocar sus cornetas.
Muchas familias huyeron al monte, presas del miedo ante la presencia
de las huestes de Alvarado. Al día siguiente a primera
hora levantaron sus pertrechos y partieron en persecución
de los yucatecos. Hasta aquí este pasaje que vivieron los
bisabuelos dzitbalchenses.
Al
terminar la Revolución, Dzitbalché siguió
siendo una comunidad netamente rural. Sus instituciones empezaron
a crearse en la década de los treintas. La Esc. Primaria
" Ángel Castillo Lanz" fue construida por el
gobierno socialista, a iniciativa del C. Dip. Alonso Cuevas. Se
empezó en 1926 y terminada siete años después.
El 15 de abril de 1933 tuvo a su cargo la inauguración
el gobernador Benjamín Romero Esquivel. Se encuentra en
el costado norte del parque principal. En el año de 1987
este sobrio edificio, fue remozado con el financiamiento del Sr.
Félix Amilcar Escalante Patrón; hijo y ciudadano
distinguido de Dzitbalché. Falleció el 3 de octubre
del presente año. Tuvimos mercado público a partir
del 29 de diciembre de 1945, fecha en que lo inauguró el
gobernador, Lic. Eduardo Lavalle Urbina.
El
palacio municipal se construyó en una fecha no precisa
en los primeros treinta años del siglo XX. Su arquería
fue ampliada en 1947. La torre del reloj, que es parte del mismo
palacio se edificó e inauguró el 8 de mayo de 1954.
ese mismo año se hizo la primera etapa de la calzada (frente
al palacio) de la plaza principal.
Las
necesidades de salud de la población se atendieron de manera
digna y moderna de acuerdo a la época, a partir de septiembre
de 1949. Cuando se remozó y habilitó el ex convento
franciscano. El edificio pasó a ser propiedad del gobierno
federal y funcionó hasta principios de los ochentas como
Centro de Salud.
La
energía eléctrica que ahora suministra la C.F.E.,
iluminó por primera vez los hogares y calles de Dzitbalché;
a partir del año de 1959, durante el sexenio del presidente
Adolfo López Mateos. Anteriormente el servicio eléctrico
era proporcionado por una planta generadora, propiedad del Sr.
Silvestre Pérez Cruz. Ésta sólo tenía
capacidad para abastecer de energía a una limitada área
del pueblo.
La
pavimentación de la carretera Campeche-Mérida, vía
Camino Real era un sueño no cristalizado en 1961. En ese
tiempo, a las 14:00 horas llegaba al pueblo un autobús
muy viejo, de paso hacia la ciudad de Campeche. Salía de
Mérida desde las primeras horas de la mañana. Como
al camino era de terracería, en época de sequía,
desde que abandonaba la ciudad de Calkiní, se veía
a lo lejos la enorme polvareda que levantaba la vetusta unidad.
La gente decía: ¡Ahí viene la hua hua! Al
puro estilo cubano. Los anhelos de todos los habitantes de nuestra
región se cumplieron, cuando llegó la carretera
pavimentada a todos los pueblos y ciudades, en 1962.
De
1962 a 1971 la vía Campeche-Mérida, pasaba por todos
los poblados, hasta que en 1972 se terminó la construcción
de un libramiento carretero, comúnmente llamado "desvío".
La
juventud dzitbalchense pudo estudiar la educación media
básica, cuando se fundó la Escuela Secundaria Estatal
por Cooperación "Lázaro Cárdenas",
el 22 de septiembre de 1970. Empezó sus funciones el 1º
de octubre de 1970. El director fundador es el Profr. César
R. Pech Sunza. Tiempo después se transformó en la
Esc. Sec. Técnica No. 14. A partir de los setentas se crearon
varias escuelas primarias a medida que creció la demanda
educativa. La Escuela Primaria "Miguel Hidalgo" se inauguró
el 21 de noviembre de 1972. También se construyeron escuelas
primarias en los barrios de San Felipe, San Feliciano y Pulyaaxché.
Proporcionan servicios educativos tres Jardines de Niños.
Dzitbalché
a través de su historia ha tenido la construcción
de tres parques. El primero en 1954, el segundo en 1967 y el actual
desde 1983. durante el trienio del Pte. de la Junta Mpal., Dr.
Ricardo Mas Kantún.
A
mediados de los ochentas un grupo de ciudadanos, se dieron a la
tarea de realizar numerosas gestiones; encaminadas a la creación
y construcción de una Escuela Preparatoria. Los jóvenes
de ese tiempo no tenían ninguna opción educativa,
después de concluir sus estudios de secundaria. Algunos
de estos padres de familia que realizaron las gestorías
correspondientes son: Ricardo Mas Kantún, Javier Salazar
Cruz, Mario Poot Salazar, Antonio Pech Sunza y Guadalupe Escalante
Brito, entre otros. A ellos se sumó el Profr. Williams
Sosa Celis que por cierto llegó a ser el Director fundador.
La Esc. Preparatoria Estatal "Dzitbalché" empezó
a laborar el 4 octubre de 1985 en el antiguo local de la Esc.
Primaria "Ángel Castillo Lanz" de manera provisional.
Tiempo después estrenó su edificio propio, en la
calle 18 rumbo a la salida a Calkiní. En el año
2002 se transformó en el plantel 003 del CONALEP. Actualmente
el bonito edificio de la mencionada escuela primaria es ahora
la sede del ICAT.
En
su larga existencia, la ciudad de Dzitbalché puede sentirse
orgullosa de ser la cuna de importantes políticos, luchadores
sociales, lideres campesinos, académicos, médicos,
músicos, pintores, sacerdotes, deportistas y demás
hombres y mujeres de ayer y hoy que siempre han enaltecido el
nombre de Dzitbalché; dentro y fuera de nuestras fronteras.
Seguramente las generaciones jóvenes también lo
harán con el mismo esfuerzo y afán.
A
dos años de haber erigida ciudad, sus habitantes ven el
futuro con optimismo, con la seguridad que da la unión;
el diálogo y el trabajo fructífero. Pueblo y autoridades
seguirán el largo y sinuoso camino hacia el progreso de
nuestra noble ciudad, bella mestiza del Camino Real.
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS Y CRÉDITOS
Los
reinos perdidos de los mayas. Gene S. Stuart y George E. Stuart.
National GeograPhic. 2002. Pág. 12.
El Libro de los “Cantares de Dzitbalché”. Trad.
De Alfredo Barrera Vázquez. Ayuntamiento de Mérida.
1980
Revista, Campechanos en la Metrópoli. Asociación
Campechana para el Desarrollo, A.C. 1993.
Datos históricos de Dzitbalché. Profr. Adolfo González
Salazar. Periódico Por Esto, 3 de Julio de 1999.
Las H. Juntas Municipales del Estado de Campeche. Una breve descripción.
Alicia E. Gómez Montejo. Serie Tomás Aznar Barbachano.
LVII Legislatura. Congreso del Estado de Campeche. 2002.
Ensayo Monográfico de la ciudad de Dzitbalché. Rafael
Talavera Sosa. Ayuntamiento de Calkiní. 2002.
Villa de Dzitbalché. Los ojos de Ah-Canul. Profr. Santiago
Canto Sosa. Suplemento dominical de Tribuna, octubre de 2000.
Guerra Social en Yucatán. Profr. Ramón Berzúnza
Pinto. Edición del Gobierno del Estado de Yucatán.
1981.
Campeche: Perfil del tiempo. SECUD, INAH. 1999.
Campeche. Monografía Estatal. SECUD. 1985.
Diccionario Enciclopédico Océano. 1994.
Enciclopedia Autodidáctica de México. Editorial
LetrArte. Edición 2002.
- Profr. Rafael Talavera Sosa
- Profr. Cesar R. Pech Sunza
- Profr. Jorge Magaña Flores
- Sr. Mario Poot Salazar.
- Sr. Manuel Turriza Peña.
Fuente:
Texto proporcionados por Jorge Tun Chuc; septiembre de 2005.