Festividad
celebrada dos veces al año en el pueblo de Nunkiní,
durante la fiesta tradicional que se realiza en el mes de
abril y durante el Novenario del mes de noviembre, ambos
dedicados al patrono de Nunkiní, San Diego de Alcalá.
La
celebración se viene realizando ininterrumpidamente
desde la primera mitad del siglo XVII, iniciada por la promesa
de una familia indígena originaria de un pequeño
pueblo llamado Chan Cah, distante media legua al norte de
Nunkiní, y actualmente desaparecido.
Los
integrantes de la familia fueron de las únicas personas
que sobrevivieron al azote de la epidemia de la viruela
negra (traída por los españoles). "Debido
a la intervención del santo patrono de los nunkinienses",
la familia se trasladó a vivir a Nunkiní.
Según
la creencia popular, la familia consultó con un h'men
(sacerdote maya) y éste le dijo que el origen de
la enfermedad se debía a un castigo divino, ocasionado
por trabajar para los dzuloob (caballeros extranjeros) y
que ésta se erradicaría después de
realizar un k'ex (cambio) de la enfermedad, trasladándola
a un monigote que representara a los dzuloob, vestido y
ataviado como ellos, y se le quemara (de ahí el nombre
de "U Dzuli Noh Ka'ak" o "Caballero de la
enfermedad de fuego). La epidemia dejaría de atacar
a los pobladores de Nunkiní; y, al llevar a cabo
esta acción, la epidemia cesó, por milagro
del santo.
En
la actualidad, la celebración del "U dzuli ka'ak"
corre a cargo de la organización denominada "Caballero
de Fuego", que encabeza Modesta Naal viuda de Ac, con
domicilio en la calle 24 Sur por 23, donde los socios se
reúnen para el "amarre" del dzul.
Muchos
días antes, los hijos de doña Modesta buscan
en los montes una pieza de madera que contenga ramificaciones
para las piernas y la espina dorsal, en donde además
serán amarradas las manos y la cabeza; otros "patrones"
(socios) traen los bejucos para formar el cuerpo.
Otro
grupo se traslada a Halachó, Yucatán, para
comprar petardos e "hiladas" (mecha con explosivos);
los primeros serán colocados dentro del cuerpo del
dzul y las segundas serán tendidas desde muy lejos
hasta llegar a éste.
La
vestimenta, como los zapatos, el sombrero, el pañuelo,
etc., son donaciones de gente, que San Diego les ha concedido
algún milagro por intercesión del dzul.
Cuando
el dzul ha sido amarrado, lo sacan y lo llevan por el poblado
a pedir "caridad"; el dinero obtenido será
utilizado para solventar los gastos del próximo evento
(el siguiente año).
Después
de la procesión de la imagen de San Diego, de la
iglesia a través de las calles que circundan la plaza
principal, decenas de gentes reparten rosquillas a manera
de rememorar pasajes de la vida del santo, cuando este fue
panadero y cocinero en su misión. Al término,
se efectúa la gran ceremonia de la quema del "caballero
de fuego" o "caballero de la enfermedad de la
viruela negra".
Los
principales socios llevan al dzul, que recibe un nombre
-como Juan Zito- y lo fijan en el piso con una barreta.
La hilada de petardos es tendida en el piso también;
llevan cubos de agua para apagar los residuos de la explosión.
Los asistentes a este "solemne" acto se apresuran
a colocar en las bolsas del dzul sus donativos en billetes
o monedas.
Después
de tres retoques de las campanas de la iglesia, se prende
la mecha de las hiladas, que durarán unos cinco minutos
antes de llegar al dzul y provocar la gran explosión;
una vez consumada ésta, mucha gente se abalanza al
lugar para recoger algún residuo, para conservarlo
como reliquia o como medicina para curar algún mal,
según "la creencia de cada cual".
Inmediatamente,
los socios apagan con el agua, el fuego que aún pudieran
tener los restos del monigote calcinado. Cargan lo que quedó
de la armazón junto con sus herramientas y se van
al lugar de su sede. "En los rostros de los socios
se puede advertir la serenidad y satisfacción de
haber cumplido un año más con la tradicional
manda al santo patrono de Nunkiní".
Mientras
esto sucede, a un costado, bajo la gran ceiba, se escucha
música de mariachi y conjuntos musicales, y las familias
del lugar conviven y comparten su comida.
Fuente:
Extracto
del texto U Dzuli Noh Ka'ak. Pedro Suárez Chi. Nunkiní,
abril de 2003. |