SOMOS
MUY ESPECIALES
En
una ocasión, cerca de los cocales que están a
la entrada de Paraíso, un viejo chilango, policía
federal de caminos, detuvo a un grupo de camiones de redilas
que llevaban gente a un acto político en Campeche. No
había levantado las infracciones respectivas
cuando vió venir al parsimonioso camión de don
Manuel Gómez
y al detenerlo y ver que estaba lleno de cajas de mercancías,
exclamó molesto:
-Ustedes
los campechanos son muy especiales. En los camiones de carga
llevan gente y en los de pasajes, carga.
¡QUE
VIVA!
Durante
el gobierno de don Lázaro Cárdenas se instauró una
campaña
anti alcohólica y era obligación que en todo
acontecimiento cívico o social, se echaran discursos
alusivos en contra de tan extendido vicio.
Así,
llegó el desfile del 16 de Septiembre de 1936 y entre
los oradores que tenían que hablar en los actos programados
ex-profeso, fué designado el profesor don Dionisio Basulto,
quien permanentemente rendía culto a Baco. Al hacerse
el alto respectivo de la marcha en la esquina de los Pavón,
el citado maestro se arrancó con
un emotivo "speech" sobre los daños que hace
el alcohol. Cuando todos estaban esperando el colofón
de la brillante pieza oratoria, don Dionisio, confundido mentalmente
por los efluvios etílicos
de su anterior papalina, cerró su discurso con un extentóreo
-¡Que
viva el alcohol!
CASTILLITOS...
NI DE PIEDRA
Entre
las viejas familias de Champotón, están los Castillo y los
Barrera. Y cuando discutían fuertemente entre ellos, para burlarse
se decían:
-Castillitos...
ni de piedra!
Rauda
y veloz venía la respuesta:
-Pues
Barreritas... ni de toros! |