| Si
entendemos a estas alturas del tercer milenio absorto en medio
de una sociedad mediática y de un mundo globalizado,
que los legados e ideales de una lucha social de hace 100 años
como lo fue la revolución mexicana siguen vigentes, entonces
algo quedó de estas celebraciones en nosotros como individuos.
Digo
si “entendemos” y como “individuos”,
pero de manera muy personal, porque creo que si algunos nos
permitimos reflexionar sobre el pasado histórico de nuestro
pueblo, de nuestra Nación y de nuestra Patria, es netamente
como cada quien mejor le pareció, ya que por parte del
gobierno nada que pudiera decirse relevante e importante, solo
espectáculos de luces y sonidos, un show y nada más.
Además de realizarse en las grandes y en mis pueblos
indígenas, bien gracias.
Por
cierto, hace unos días, el gran comité de las
celebraciones del bicentenario y centenario de las máximas
luchas históricas de nuestro pueblo, después de
tres años rinde un informe de labores, con grandes elogios
y beneplácitos entre ellos mismos, dándose presentes
de ediciones de libros que se realizaron por estos motivos,
libros que millones de mexicanos quizás nunca lleguen
a conocer.
2010
ha sido un año de tanta promoción de libertad
y de identidad mexicana, sin embargo, no se crearon programas
para su fortalecimiento, al contrario pareciera que nos quisieran
desmemorizar ¡Cuidado! Un pueblo sin memoria histórica,
es un pueblo ignorante y fácil de manipular.
Afortunadamente
mientras existamos para alzar nuestras frentes, los de esta
raza en la que por sus venas corren sangres autóctonas
de estas tierras invadidas, nunca conquistadas; ni el Ibérico
y Yanqui imperialismo podrá despojarnos totalmente de
lo que es nuestro. Nuestro orgullo, nuestra identidad, nuestra
historia.
Los
retos, los desafíos y sacrificios que enfrentan los seres
humano al coexistir y convivir con sus semejantes en una sociedad,
aún más con todo aquello que lo rodea, son los
ideales y conductas éticas y morales que inspiran a perseguir
una mejor calidad de vida.
Por
todo eso, los gobiernos, deben ser implacables en términos
de aplicar las leyes en todos sus términos tanto al que
denigra, daña, roba, secuestra o asesina gentes, así
también a los que le hacen lo mismo a nuestro planeta.
Ni impunidades ni influyentismos. Porque se trata de “vivir
mejor”.
El
ejercicio de una mala política de gobierno puede propiciar
la ruptura del equilibrio que se va forjando a través
de una paz y de un frágil crecimiento democrático
del país; que mucho se ha luchado por ellos. No se debe
entonces poner en riesgo la estabilidad social del estado de
derecho que nos debe asistir.
Un
hartazgo de la violencia, es nuestro sentir y muchos al expresar
los propios y los del pueblo han sufrido sus consecuencias,
como es el acallado de algunos periodistas mediante sus desapariciones
y asesinatos.
La
libertad de expresión es un derecho inalienable de todo
ciudadano; por lo que debemos hacerle notar a nuestros gobiernos
que estamos prestos ejercerla y obligación es que prevalezca.
Ya
no deben existir simulaciones de un gobierno democrático.
Legado
de la revolución mexicana. Y sus ideales siguen vigentes,
alcancemos plenamente, ahora, esa revolución social verdaderamente
democrática y justa.
Calkiní,
Campeche, diciembre de 2010.
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