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Waldemar
Noh Tzec es un creador comprometido con la palabra, con
la sociedad, su tiempo y su cotidianidad. Y el creador
es un trabajador escelente que ha pulido hasta sus últimas
consecuencias su Canto disidente de uno más que recorre
el país a caballo. La obra conmueve, asombra, sacude:
feliz resultado de un ser rebelde y sensible. Hay
que sentir y sudar con Waldemar la patria, la masacre
de jóvenes en Tlatelolco, la sangre erramada en Corpus
Christi; subir las montañas de la insurgencia de Genaro
y Lucio; recordar a Sabines: leer de nuevo a Sabines y
volver a Waldemar: aprenderlo de memoria. El circuito
de las imágenes literarias se cierra espléndidamente cuando
el poeta habla de Chiapas, no su tierra natal sino su
tierra de combate donde respira y vive. |
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