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Una
vez más, la segunda, el amigo sacerdote,
Leopoldo Flores Pérez, plasma en un volumen
de versos la experiencia del amor a Dios y de los
seres que conforman la Iglesia.
El
Padre Polo me ha pedido que presente ante los lectores
este poemario: Mirar con el corazón,
que no sólo pretende llegar a los ojos de
quienes se acerquen a las palabran que lo estructuran,
sino que al identificarse en el espejo de sus rimas
y breves imágenes, encuentren un poco de
alivio en su paso por el mundo.
Mirar
con el corazón, como toda obra surgida
del sentimiento, recurre a la emoción, a
la sospecha de que alguien necesita a la Poesía,
a Dios, al amigo...
Desde
su primer libro, Poemas, el autor sostiene
que "No tengo más/ que la sonrisa/
al despertar". Nutre de sonrisas sus nuevas
páginas, sus sueños de alcanzar el
rostro de la Virgen en la mirada del ser humano.
En
Mirar con el corazón busca el aliento
de los días, la caridad del alma que nunca
presume su valor, porque es un cauce por el que
camina el hombre hacia su porvenir.
El
alma, siempre el alma, se descubre ante la conciencia,
con humildad, con sencillez, sin más propósito
que corresponder a la amistad verdadera. En muchos
casos hay que escuchar el canto de los pájaros
para conocer el ímpetu de sus alas. Como
dice Flores Pérez: "Quien nunca ha
oído el alma/ no sabe que ésta llora". |